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No mires arriba
No es sorprendente que la última película de Adam McKay sea uno de los contenidos más vistos tras su estreno en Netflix: utiliza la comedia y la parodia para que miremos la realidad a los ojos. Como señaló el director italiano Ettore Scola el cine es un espejo pintado, en este se refleja la realidad y "Don't Look Up" no es la excepción al caricaturizar temas propios de nuestro tiempo como que los científicos no saben comunicar o que a los políticos no les interesa la ciencia, pero ¿se hace escuchar la evidencia científica en el mundo actual?
El mensaje es claro: hay que hacer caso a la ciencia cuando nos advierte de los peligros que están por llegar. Lo hizo con el coronavirus y lo está intentando frente a la urgencia de enfrentar el cambio climático. Los científicos a lo largo del filme se enfrentan desde el negacionismo y las teorías conspirativas, hasta la especulación capitalista que busca extraer metales valiosos por sobre la evidencia existente. Como dice el Dr. Randall Mindy (Leonardo Di Caprio): ¿Qué importan esos billones de dólares si nos morimos todos? Una pregunta que viene levantando a nivel mundial el movimiento ecologista y otros, evidenciado que el mundo que no ha sabido aprovechar los conocimientos que tiene.
"Don't Look Up" tiene el poder de representar como ficción una situación hiperrealista que todavía muchos no están dispuestos a ver: el planeta está en peligro de extinción debido al cambio climático. Pero a diferencia de la película todavía estamos a tiempo de hacer algo para cambiar: tenemos las herramientas científicas y tecnológicas, así como el capital humano para detener el curso de nuestro cometa.
Iván Suazo, vicerrector de Investigación y Doctorados, Universidad Autónoma de Chile
Espacios públicos
Ahora que la democracia habló fuerte y que el camino tomará el rumbo que los votantes eligieron, creo que es momento que exista la confianza para reconstruir las ciudades. Pintar fachadas, reponer vidrios, reparar veredas y remover latas y fierros, son acciones necesarias de particulares y municipios para así generar un ambiente más digno y amoroso con las comunidades, de tal manera que las familias se entusiasmen nuevamente en ocupar los espacios públicos. Para esto, también es necesario que las autoridades hagan su parte, devolviendo las veredas (espacio que es público y no para intereses particulares) a los peatones, los que han sido despojados de tales lugares para ser entregados al comercio informal y últimamente también para ser usados de estacionamiento por inescrupulosos que se creen dueños de este espacio que es de todos.
Dennis Smith Brauning
Ahora le toca a las personas
En la actualidad, la digitalización no es una opción, sino más bien una necesidad. Esto corre también para el Estado, que paulatinamente ha venido sumándose a esta tendencia, a través de una profunda modernización de una serie de procesos que al día de hoy se estaban realizando de la misma manera que hace 100 años atrás. La migración de buena parte de sus servicios a canales virtuales impacta positivamente en el ciudadano, y por ende, el bienestar de la sociedad.
Al ver las cifras el panorama es alentador. En enero de 2019, el Instructivo Presidencial de Transformación Digital del Estado, fijó alcanzar un 80% de tra´mites en línea al 31 de diciembre de 2021 y un 100% al 31 de diciembre de 2023. En julio pasado, ya existían 2.392 de 3.431 trámites digitalizados, es decir, el 70% de estos. Además, las peticiones informadas en el Registro Nacional de Trámites (RNT) a diciembre de 2020, muestra que el 89,9% de estos se hizo por el canal digital.
Esta transformación digital, es un concepto bastante popular hoy en día, pero en el contexto de la Administración del Estado, tiene que entenderse como un cambio en los diferentes procesos que puede tener una empresa u organización, también supone un cambio en el modelo organizacional lo que impacta en el beneficio del ciudadano, y, por ende, el bienestar de la sociedad.
Es por esto que es clave entender que no solamente se necesita el uso de nuevas tecnologías al interior de diversos procesos de los servicios públicos, sino que, además, requiere de un dominio digital de toda la población, incluyendo a adultos mayores, personas con escolaridad incompleta, residentes de zonas rurales u otros actores.
Confiamos en que la digitalización de los procedimientos públicos otorgará a los ciudadanos mayor certeza, transparencia, seguridad y velocidad en la entrega de servicios, pero que sin duda requiere del aporte, compromiso de las personas para que se pueda considerar una reforma exitosa. .
Ignacio González