Estado de Sitio
La obligación esencial e irrenunciable del Estado, y que antecede a todas las demás, es la de conservar el orden público y la seguridad de la comunidad nacional.
La conservación de tal orden exige la aplicación de la violencia física legítima del Estado para aniquilar a los grupos guerrilleros y terroristas que actúan en la "macrozona sur" y lograr mediante ella la restitución del Estado de Derecho y del orden exigido por el bien común.
Dada la situación que se vive en dicha zona corresponde establecer el Estado de Sitio, que es el aplicable "en caso de guerra interna o grave conmoción interior" (art. 40 CPR).
Pero tal Estado de Excepción constitucional de nada serviría mientras las "Reglas de "no" uso de la fuerza" actualmente vigentes le impidan a policías y carabineros el uso de armas letales; mientras no se respalde jurídicamente su actuación -evitando que sean condenados por haber actuado de acuerdo con sus misiones constitucionales y con el rigor propio de sus profesiones- y mientras la violencia ilegítima no sea condenada por todos los sectores de la sociedad.
Adolfo Paúl Latorre
Bárbaros o cavernarios
Mucha indignación han causado los recientes y horripilantes actos de terrorismo en contra de inocentes carabineros en el Biobío. ¿No es este un estado de guerra frente a un enemigo interno muy peligroso?, o ¿es acaso exagerado, calificar a los hechores de bárbaros cavernícolas o humanoides?, me parece que no.
Por cierto, ¿no es este un fracaso evidente del Estado?; no más explicaciones ni estériles discursos pues son una bofetada a la nación y a la cara de las familias de los asesinados, ¿acaso la palabrería devolverá la vida a aquellos mártires caídos o a los próximos que puedan caer? Una vergüenza como país y frente a todos quienes queremos vivir en paz y contribuyendo a una mejor sociedad, obvio la mayoría; pero sin duda nuestra democracia está fallando una y otra vez con toda su mochila conceptos teóricos e idealistas que solo magnifican las anormalidades alejando las esperanzas de lograr una sociedad equilibrada y sana.
La dura realidad nos habla y el costo parece ser muy alto para persistir en la mediocridad de esta democracia como se ha implementado; así cada día avanzamos hacia una nación demasiado insegura, asediada por el terrorismo, la delincuencia y otras tantas falencias, con un Estado paralogizado e inoperante, secuestrado por la ideología del gobierno de turno, que a muchas naciones ha conducido al fracaso.
José Manuel Caerols Silva