Esta semana hemos lamentado la pérdida de tres carabineros en Cañete el 27 de abril, Día del Carabinero, a manos de terroristas. También el 1ro de mayo, Día del Trabajador, fue marcado por disturbios en las manifestaciones en Santiago. ¿Por qué ocurre esto y cuáles son sus consecuencias más allá de las pérdidas humanas y los daños visibles?

Una respuesta puede estar en la deficiencia del Estado, no en su tamaño sino en el ejercicio efectivo de sus funciones.

En una reunión reciente del Comité de Concesiones de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) con el expresidente Eduardo Frei, discutimos los problemas actuales y posibles soluciones basadas en su experiencia. Reflexionamos sobre el gran progreso logrado en Chile a través de la inversión en infraestructura pública mediante concesiones, permitiendo al Estado destinar más recursos fiscales a salud, educación y subsidios de vivienda.

Además, el diputado Frank Sauerbaum impartió una clase magistral en la Universidad del Alba durante el inicio del año académico, donde compartió reflexiones valiosas sobre la situación política y económica del país. Destacó la importancia de fortalecer la participación ciudadana en la toma de decisiones para avanzar hacia una sociedad más inclusiva y justa.

La seguridad y el orden público son fundamentales para el funcionamiento de una sociedad. Su ausencia representa un retroceso en todos los ámbitos. Hemos pasado de priorizar la mejora de la calidad de vida, el aumento de ingresos y oportunidades laborales, a centrarnos en la inseguridad y la protección ante amenazas constantes, lo cual ha limitado nuestra libertad y nuestras expectativas de progreso.

¿Cómo hemos llegado a esto? Es fácil caer, pero reconstruir lleva tiempo. Las causas son múltiples. Es crucial educar a las nuevas generaciones sobre estos desafíos para empoderarlas y fomentar soluciones.

Hubo un tiempo virtuoso en Chile, con inversión y crecimiento económico que generó empleo e ingresos. Esto permitió al Estado financiar salud, educación, pensiones, vivienda y obras públicas. Lamentablemente, este ciclo se ha roto debido a reformas tributarias que desde 2014 han desincentivado la inversión.

Hoy, el gasto público se sostiene con endeudamiento que afectará a futuras generaciones. Necesitamos corregir estas reformas para volver a crecer.

Para construir una sociedad estable y próspera, necesitamos una Constitución y leyes estables, un sistema tributario claro que fomente la inversión privada, y un sistema político menos fragmentado que priorice el bien común sobre intereses minoritarios.

También es esencial abordar el problema de las empresas públicas, como Codelco, que enfrentan cuantiosas pérdidas a pesar del alto precio del cobre en el mercado internacional. Esto requiere una revisión profunda de su gestión y eficiencia para asegurar que contribuyan adecuadamente al desarrollo económico del país.

Ricardo Salman Aburdene,

presidente CChC Ñuble

Un estudio realizado por Elige Educar, iniciativa público-privada que funciona al alero de la Universidad Católica, reveló que existe un déficit importante de docentes en el país. Se estima que para el próximo año 2025 faltarán cerca de 26 mil docentes, y de no mediar cambios importantes, para 2030 faltarán 33 mil.

Esa escasez afectaría principalmente a la Enseñanza Media (32%) con déficit en áreas como: Historia y Geografía (44%), Ciencias Naturales (40%), Inglés, Tecnología y Música y Educación Básica.

El tema no es nuevo, pero hay que considerar que hasta 2020 se proyectaba un déficit de 13.630 docentes, lo que ya era un escenario complejo. Por lo mismo, el año pasado el Ministerio de Educación convocó a una primera mesa de trabajo para la atracción de jóvenes a las carreras de pedagogía. De ella nacieron algunas propuestas que ya se encuentran en fase de implementación, como la Beca Vocación de Profesor para licenciados y profesionales.

De acuerdo con el estudio de Elige Educar, los principales aspectos que afectan la dotación y la necesidad docente son la deserción laboral, que alcanza, en promedio, el 4,1% anual.

Lo cierto es que en 2018, el conjunto de las universidades chilenas tenía matriculados 18.700 estudiantes de pedagogía, y este año, los alumnos son un poco más de 9.000. Hay un déficit actual y proyectado de profesores, y así no se puede garantizar el derecho a una educación de calidad. El bajo interés por estudiar pedagogía es una tendencia que se arrastra marcadamente desde hace más de cinco años, y si bien ha habido mejoramientos de remuneración e incentivos, al parecer no han sido suficientes.