Una persona de buena memoria recientemente nos recordaba que en nuestra ciudad ya se había cumplido un mes de aislamiento obligatorio producto de la pandemia que se originara en diciembre en la lejana China en un más remoto mercado de mariscos en la ciudad de Wuhan en el que también se transaba animales silvestres, portadores del virus Sars-Cov-2, generador de la Covid-19. Esto ha significado una crisis mundial que a todos ha afectado, pero como pasa en la vida, de muy diversa manera según los medios que cada uno disponga.

En términos de vivienda, es muy distinto estar recluido en una casa con el espacio y los servicios necesarios, que en un pequeño reducto en el que deben coexistir familias distintas en que todo es precario o aún no existe. Para qué decir la gente en situación de calle. Es muy distinta la situación del empleado dependiente o jubilado, que recibe una remuneración mensual o una pensión, generalmente insuficiente para las necesidades y/o expectativas, pero que llega, de quien debe ganarse el dinero día a día con los clientes que han disminuido o aún desaparecido o aún más de quienes viven con oficios eventuales que se ejercen en la calle en la cual casi no hay gente. Pensemos en todos los oficios derivados de los estacionamientos de autos y comercio ambulante. Eso por el lado del trabajador. Para los empresarios, igualmente es distinto lo que se le presenta a los pequeños emprendimientos, sin caja, ni ahorros y con deudas, respecto a la gran empresa que también se le ha complejizado su situación, pero tiene muchas herramientas para hacer frente con mayores probabilidades de éxito, incluso con el apoyo directo del Estado. Aquí se aplica aquello de que el temporal es el mismo para todos, pero no se está en el mismo buque ni los botes son iguales.

Si hay un elemento que ha contribuido a hacer más llevadero este aislamiento es la frondosidad de las redes sociales y especialmente el acceso a internet a través de un computador, pero nuevamente la situación es distinta según los medios disponibles, a lo que se agrega la brecha digital que corta entre los nacidos antes de 1960 y los más jóvenes. Para estos últimos las dificultades respecto a los mayores no son tales.

Este tiempo ha sido un dura vivencia para aprender a convivir entre nosotros en un espacio cerrado y un desafío para no olvidarnos, que aparte de los eventuales infectados con la pandemia, los pobres y desamparados siguen existiendo y necesitan la solidaridad de quien más tiene, aunque sólo sea un poco más, y que se deberá expresar en las distintas iniciativas de apoyo que se deberá organizar.

Guillermo Stevens M.

Diácono

Obispado de Chillán.

El Presidente Sebastián Piñera, luego de decretar Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe presentó un plan, de más de 11 mil millones de dólares (al que luego sumó más recursos), para hacer frente a los estragos que cause la Emergencia Sanitaria. En él, la protección del empleo y de los salarios concentra muchos de los esfuerzos que deberá desplegar el Estado durante los próximos meses. En dicha línea, las voluntades del Gobierno, el Parlamento, los empresarios y la sociedad civil resultan clave. Necesitamos una mirada de unión, pragmática y responsable, con lo que se propone y busca. Se trata de un esfuerzo fiscal inédito para un escenario también inédito, y que requiere de iniciativas urgentes y directas, las que, en buena hora, se han ido materializando.

Ciertamente, todos quisiéramos que el efecto del COVID-19 en las pymes y los trabajadores sea inocuo, pero sabemos que aquello es imposible de asegurar. Por eso, medidas como la puesta en marcha del trabajo a distancia y teletrabajo; la disminución de la jornada laboral; y el fortalecimiento del Seguro de Cesantía para el uso de un Seguro de Desempleo Excepcional -con suspensión temporal de puestos de trabajo y continuidad en el pago sueldos y cotizaciones-, tienen como objetivo central resguardar los ingresos y fuentes laborales de las familias chilenas, en especial de aquellas que más lo necesitan.

Para evitar caer en desprotecciones de los trabajadores y una sobrejudicialización de casos, era sumamente importante que los proyectos de ley que van en la línea de dar certezas a los trabajadores fueran aprobados y entraran en vigor a la brevedad. La parte más complicada de esta pandemia, aunque con una escalada muy rápida, será transitoria.

En tal sentido, la aprobación transversal de la Ley de Protección del Empleo no fue un punto para el Gobierno, sino que para miles de trabajadores y pymes que están con mucha incertidumbre respecto a las implicancias que está y seguirá dejando la propagación del Coronavirus. Ellos requieren que el Estado les dé una solución que se adecúe a la difícil época que estamos viviendo.

De igual modo, el Ingreso Mínimo Garantizado (iniciativa pre-Croronavirus), que ya está en vigencia, permitirá aumentar los sueldos de los grupos más vulnerables, algo especialmente relevante, por ejemplo, en una región como la nuestra. En cuanto a los trabajadores informales e independientes, se está trabajando en su identificación y en delinear cómo se diseccionarán las ayudas correspondientes.

Necesitamos una fuerza país que nos permita enfrentar juntos esta crisis. Como Gobierno, estaremos siempre trabajando incansablemente para resguardar al mundo del empleo y para que la institucionalidad laboral actúe apegada a derecho, sin dobles lecturas. Sin embargo, no basta con eso; todos debemos ser parte de la solución y aportar sin egoísmos nimios a salir lo antes posible de ese tiempo inesperado.

Yeniffer Ferrada Canto,

seremi del Trabajo y Previsión Social de Ñuble.

En momentos en que algunos países ya están planeando la transición para poner fin a las cuarentenas adoptadas por la pandemia de coronavirus, la Organización Mundial de la Salud ha advertido que si se resuelve levantar los confinamientos y otras restricciones tomadas deberá hacerse de forma muy gradual y controlada. Si bien en algunas naciones hay descenso en los casos de contagios, una mala decisión podría ser tan peligrosa como la de ascenso si no se gestiona de forma adecuada.

En nuestro país, las autoridades han implantado diversas medidas de prevención y de restricción para tratar de prevenir los contagios, como la cuarentena, cordones sanitarios, toque de queda nocturno, y protección de ciudades o zonas donde no haya casos, complementado con exámenes de detección y si bien parte importante de la población ha mantenido una actitud responsable, también hay casos notorios de personas que han hecho caso omiso de ellas, violando las barreras sanitarias, saliendo de sus casas pese a las recomendaciones, o incluso de contagiados que en forma irresponsable han vulnerado la cuarentena y han contagiado a otros.

La Organización Mundial de la Salud ha reiterado a todas las personas acerca de la necesidad de acatar las medidas que adoptan las autoridades del ramo en cada país, manteniendo los períodos de cuarentena, e insistiendo en la importancia de que la población tome precauciones, como lavarse las manos con frecuencia, con agua y jabón o con un desinfectante de alcohol. Al toser o estornudar, cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo, que luego hay que tirar inmediatamente a la basura, y lavarse las manos para evitar la propagación de gérmenes y virus.

La OMS sugiere mantener una distancia de al menos un metro con las demás personas, en particular aquellas que tosen, estornudan o tengan fiebre, para evitar inhalar el virus o recibir partículas de saliva. Y respecto de los gobiernos, ha llamado a ser cuidadosos en la transición. No obstante, cada uno tiene responsabilidad individual y social para evitar el avance de la enfermedad.