Aalgunos no les gusta hablar del Golpe de Estado de 1973, porque es una fecha que divide, como lo ha demostrado el debate en los últimos meses. Pero que un acontecimiento sea controversial no significa que no tengamos que conversar de él, sobre todo cuando se trata de algo tan decisivo y doloroso en la historia reciente de Chile. Al contrario, es necesario mirar el pasado para aprender de él, logrando ojalá algunos acuerdos sobre lo que no se debe repetir y los valores que tenemos que resguardar. Esto es lo que quisimos hacer los Obispos en un Mensaje al país el pasado 27 de julio, invitando a un compromiso más decidido con la unidad, la paz y el bien común.

"Ante todo, el respeto de la persona humana", insistimos, recordando que la dignidad humana y el respeto de la vida desde la concepción hasta la muerte, es el principio fundamental de todo el orden social. Nadie debe ser atropellado en su integridad en ninguna circunstancia y la violencia nunca es un camino legítimo.

Llamamos a "cuidar y perfeccionar la democracia", construyendo un sistema democrático eficaz y transparente, que cuente con los instrumentos y recursos para abordar los desafíos acuciantes de nuestra convivencia y progreso. Un sistema donde se renuncia a la violencia política y al quiebre institucional como caminos de solución de nuestras divergencias.

Recordamos también la importancia del diálogo y el acuerdo social y político, señalando que la reconciliación es la tarea más urgente que tenemos como país, lo que significa vivir el amor en la vida social, expresado en amistad cívica, diálogo y participación: "Así podremos caminar como una sociedad reconciliada, que no niega las diferencias entre nosotros, pero las integra en un proyecto compartido, sobre la base de la verdad, la justicia, el perdón y la fraternidad".

En medio del mensaje, expresamos una palabra de solidaridad con todos quienes han sufrido a causa de la violencia y el atropello de sus derechos humanos, implorando "a quienes tengan información sobre el paradero de personas detenidas desaparecidas, a que la entreguen debidamente, si no lo han hecho hasta ahora". En Chile hay unos 1.100 detenidos desaparecidos de esa época, y de unos 800 no hay ninguna información ni rastro, con el consecuente dolor de aquellas familias que no han podido dar una digna sepultura a sus seres queridos. Quienes podrían tener todavía una información, están ya en la última etapa de sus vidas. Por eso decimos que "todavía es posible contribuir a reparar el dolor causado".

Espero que, al menos los católicos, tengamos altura de miras para situarnos ante el pasado, no nos quedemos en actitudes defensivas o polarizadas, y reafirmemos principios esenciales de nuestra fe para vivir en sociedad. En esto también estamos llamados a ser discípulos de Jesús.

Sergio Pérez de Arce A,

obispo de Chillán

Agosto ha sido declarado como el Mes del Corazón, con el fin de que las personas se preocupen de su cuidado y de la prevención de las enfermedades asociadas a ese importante órgano.

El principal riesgo de la enfermedad cardiovascular es que usualmente no presenta síntomas y que los hábitos cada vez más sedentarios de las personas, así como la mala alimentación y estimulantes, adquieren relevancia en las causas de esas patologías. Las enfermedades al corazón y al sistema circulatorio se han convertido en trastornos silenciosos pero claramente mortales.

Sólo en el caso de la hipertensión, uno de los principales factores de riesgo se presenta como uno de los desafíos de salud pública importante del país y eje para programas que buscan evitar muertes prematuras, debido a su difícil diagnóstico y a la prevalencia creciente en la población.

Se estima que en Chile mueren 45 personas al día por estas causas. Según cifras del Ministerio de Salud, en nuestro país estas enfermedades son la primera causa de muerte en hombres mayores de 35 años y en mujeres mayores de 50 años.

Es necesario crear conciencia sobre las enfermedades cardiovasculares, sus causas, efectos y prevención. Los médicos destacan aspectos fundamentales para cuidar este órgano: una alimentación sana, realizar actividad física adecuada y llevar una vida que controle el estrés y la presión arterial.

El Estado aprobó hace unos años la legislación de control y rotulación de alimentos, poniendo especial atención en el sodio y la venta de alimentos saludables en los colegios. Pero también en el hogar hay una gran labor por cumplir y si allí no mejoran las conductas alimenticias, los avances serán escasos.